Observando el conjunto de la parcela se opta por enterrar el edificio de tal forma que se transforme en parte del jardín de la finca principal, ofreciendo tan solo la fachada que da frente a la piscina. Se produce una interrelación directa con ésta tanto por la inmediatez de los usos como por la protección que supone el edificio.
Para evitar los inconvenientes propios de un edificio enterrado se efectúa un corte longitudinal que actúa como patio de ventilación y que a la vez ilumina el fondo del porche convirtiéndolo en un espacio con connotaciones escenográficas.
Los materiales utilizados refuerzan el concepto organicista de la intervención: piedra natural colocada a junta seca para el muro de la fachada y madera, ligeramente retrasada respecto al plano de fachada, para los elementos interiores.
Premià de Dalt, Maresme
2000
Josep Molina
111,85 m2
Fabregat & Fabregat arquitectes